cartografías del extractivismo

Lo que sigue es un mapeo de las problemáticas socioambientales en el rincón más austral de un mundo en llamas. Apuntes sobre nudos arraigados en los discursos brumosos de energías renovables y la lógica de los commodities, que ebullen por sobre minués geopolíticos entre titanes y resistencias por debajo desde los territorios.
1. En noviembre de este año, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura J. Richardson, conversaba con el periodista Alberto Ibargüen, exdirector del Miami Herald, ante un grupo de estudiantes de la Universidad Internacional de Florida. El tema que los reunía era la seguridad de la región que la ocupa: América Latina. En la charla, la generala desplegó una agenda que remarca la cartografía de intereses de su país y los claros frentes de disputa en estos confines. Entre preguntas y respuestas, pavoneó el abanico de “preocupaciones” norteamericano que ya expuso en otras ocasiones y una vez más fue contundente:
“América Latina concentra más del 25% de las mejores tierras agrícolas potenciales del mundo y actualmente el 50% de la soja del planeta se produce allí. Se estima que, en 2028, el 25% de la agricultura y de la pesca mundial también se harán en la región. En cuanto a la energía, el 60% del litio del mundo se encuentra en el triángulo que une a Argentina, Bolivia y Chile. Otros minerales, como el oro y el cobre, son conocidos, al igual que el petróleo”.
Y se manifestó preocupada, Richardson, por la presencia china: “Si están para hacer cosas buenas, para invertir, estoy a favor. Pero si están aquí para extraer y para socavar las democracias, no. Están intentando, por todos los medios, reemplazar a Estados Unidos como socio preferente en esta región”.
El juego está sobre la mesa y nuestro país ocupa varios casilleros en ese tablero.
2. Richardson mencionaba la soja. La frontera del agronegocio ha avanzado deglutiendo a su paso selva y monte con voracidad. Este año, la revista Science publicó un artículo del Grupo de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional de San Luis y del CONICET donde identificaban un marcado cambio hidrológico en expansión por Sudamérica desde hace 40 años, originado por la sustitución de plantas nativas y pastos por cultivos anuales (soja y maíz). Ante ese avance, la ganadería se corrió hacia zonas como las del Delta, metaformofoseadas a su vez por la sequía, donde las lagunas sin agua se convirtieron en espacios de pastoreo para las vacas. Una migración silente que dio paso a la sojización hasta donde dé y que quedó expuesta con las inundaciones de octubre de este año, cuando las lluvias de Brasil bajaron por la cuenca del Plata y saturaron los ríos dejando ganado bajo el agua y miles de evacuados.
De hidrocarburos también hablaba Richardson. La zona de Vaca Muerta, meca de la producción petrolera nacional, tuvo, solo en septiembre de 2023, once temblores en los alrededores, según indicaba el Observatorio de Sismicidad Inducida. Aunque el mundo todavía depende de las energías fósiles, y el país tiene eso que lo pone en marcha, cuando la tierra tiembla, lo que crujen son las metáforas. Mientras tanto, la nueva niña bonita del oro negro está en el mar: la exploración off shore avanza pese a las resistencias costeras, que cada 4 de mes se organizan para decir no a los embates del extractivismo aguas adentro, mientras el proyecto sigue y el buque de la noruega Equinor, sorteando instancias judiciales, hace su trabajo exploratorio.
El litio es el otro elemento clave. Con un programa de mínimas regalías para el país (el 3%), como describe el Grupo Geopolítica y Bienes Comunes, “en sus formas de extracción, explotación y apropiación privada, reproduce las lógicas de reprimarización y transnacionalización, propias de la megaminería”. Mientras, en los poblados cercanos a sus plantas se organizan para denunciar y reciben a veces represión y muchas veces causas judiciales como escarmiento.
Pero el litio no viene solo. El camino hacia las llamadas energías limpias requiere de otros componentes para el armado de los elementos que permitan la puesta en marcha de un sistema alternativo para la energía fósil. Hay otros metales en juego, entonces, más campañas con menos prensa ya iniciadas, y la minería se expande sin discusiones de fondo sobre el rumbo y el modelo que subyace.
3. Richardson mencionaba la soja. La frontera del agronegocio ha avanzado deglutiendo a su paso selva y monte con voracidad. Este año, la revista Science publicó un artículo del Grupo de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional de San Luis y del CONICET donde identificaban un marcado cambio hidrológico en expansión por Sudamérica desde hace 40 años, originado por la sustitución de plantas nativas y pastos por cultivos anuales (soja y maíz). Ante ese avance, la ganadería se corrió hacia zonas como las del Delta, metaformofoseadas a su vez por la sequía, donde las lagunas sin agua se convirtieron en espacios de pastoreo para las vacas. Una migración silente que dio paso a la sojización hasta donde dé y que quedó expuesta con las inundaciones de octubre de este año, cuando las lluvias de Brasil bajaron por la cuenca del Plata y saturaron los ríos dejando ganado bajo el agua y miles de evacuados.
De hidrocarburos también hablaba Richardson. La zona de Vaca Muerta, meca de la producción petrolera nacional, tuvo, solo en septiembre de 2023, once temblores en los alrededores, según indicaba el Observatorio de Sismicidad Inducida. Aunque el mundo todavía depende de las energías fósiles, y el país tiene eso que lo pone en marcha, cuando la tierra tiembla, lo que crujen son las metáforas. Mientras tanto, la nueva niña bonita del oro negro está en el mar: la exploración off shore avanza pese a las resistencias costeras, que cada 4 de mes se organizan para decir no a los embates del extractivismo aguas adentro, mientras el proyecto sigue y el buque de la noruega Equinor, sorteando instancias judiciales, hace su trabajo exploratorio.
El litio es el otro elemento clave. Con un programa de mínimas regalías para el país (el 3%), como describe el Grupo Geopolítica y Bienes Comunes, “en sus formas de extracción, explotación y apropiación privada, reproduce las lógicas de reprimarización y transnacionalización, propias de la megaminería”. Mientras, en los poblados cercanos a sus plantas se organizan para denunciar y reciben a veces represión y muchas veces causas judiciales como escarmiento.
Pero el litio no viene solo. El camino hacia las llamadas energías limpias requiere de otros componentes para el armado de los elementos que permitan la puesta en marcha de un sistema alternativo para la energía fósil. Hay otros metales en juego, entonces, más campañas con menos prensa ya iniciadas, y la minería se expande sin discusiones de fondo sobre el rumbo y el modelo que subyace.
4. El analista político Jean Ziegler ha escrito varias veces sobre las diferentes caras del colonialismo a lo largo de los años, y comparte un dato que deja en claro qué ecuaciones han marcado la historia: hasta 1542, Potosí, símbolo de la riqueza colonial, era la ciudad más poblada de América. Luego de la Conquista, en tres siglos, se extrajeron 40 mil toneladas de plata de sus minas y en esa extracción perdieron la vida cuatro millones de personas de los pueblos aimara, quechua, mojeño y guaraní. Por otra parte, los grandes pueblos de la cultura azteca, maya e inca contaban entre 70 y 90 millones de personas a fines del siglo XV. Un siglo después, esa población se redujo a 3,5 millones. La llegada del capitalismo deja una memoria que va más allá de los textos, aunque la disputa discursiva sea clave y una batalla más que dar.
Hoy hay decenas de denuncias de las asambleas socioambientales de Argentina que advierten falta de agua por distintas actividades extractivas. Cuentan historias de ríos lánguidos, de vegas secas como la del río Trapiche en Catamarca, de animales que migran en busca de eso que ya no está.
5. Litio, explotación offshore, Vaca Muerta. Maristella Svampa coincide en ese tridente al pensar los escenarios que se vienen, los puntos donde cree que se tramitarán las batallas socioambientales del año próximo. En un artículo reciente, la socióloga cita un libro de la feminista italiana Francesca Gargallo Celentani donde se afirma que algunas mujeres indígenas viven “en transición hacia el feminismo siempre y cuando puedan hacer del feminismo algo que no las aleje de la historia y la cultura de su pueblo”. Svampa redobla la apuesta a partir de lo pensado en el Encuentro de Mujeres y Disidencias y agrega: “Esto también sucede con mujeres no indígenas, socializadas en los valores del mundo blanco y occidental, cuya transición hacia lenguajes de valoración propios de los feminismos comunitarios plurinacionales es cada vez mayor”.
Ante esa conversación abierta este año, resta ver qué construcciones y discursos tomarán forma en los tiempos venideros. Mientras tanto, a cuatro meses de permanencia en Buenos Aires, el Tercer Malón por la Paz decide la vuelta a Jujuy sin respuestas efectivas durante todas esas semanas a sus pedidos por un freno a la reforma constitucional.
¿Cómo romper la mampara y arribar a una verdadera conversación sin sobreromantizar y con genuina escucha sobre lo que sucede y se resiste en otras geografías, con luchas diferentes a las dinámicas de las militancias tradicionales, allá, lejos del km 0; allá donde, cuando el agua deja de llegar, la comida de todas las especies flaquea por igual?
6. Litio, explotación offshore, Vaca Muerta. Maristella Svampa coincide en ese tridente al pensar los escenarios que se vienen, los puntos donde cree que se tramitarán las batallas socioambientales del año próximo. En un artículo reciente, la socióloga cita un libro de la feminista italiana Francesca Gargallo Celentani donde se afirma que algunas mujeres indígenas viven “en transición hacia el feminismo siempre y cuando puedan hacer del feminismo algo que no las aleje de la historia y la cultura de su pueblo”. Svampa redobla la apuesta a partir de lo pensado en el Encuentro de Mujeres y Disidencias y agrega: “Esto también sucede con mujeres no indígenas, socializadas en los valores del mundo blanco y occidental, cuya transición hacia lenguajes de valoración propios de los feminismos comunitarios plurinacionales es cada vez mayor”.
Ante esa conversación abierta este año, resta ver qué construcciones y discursos tomarán forma en los tiempos venideros. Mientras tanto, a cuatro meses de permanencia en Buenos Aires, el Tercer Malón por la Paz comienza a preparar la vuelta a Jujuy sin respuestas efectivas durante todas esas semanas a sus pedidos por un freno a la reforma constitucional.
¿Cómo romper la mampara y arribar a una verdadera conversación sin sobreromantizar y con genuina escucha sobre lo que sucede y se resiste en otras geografías, con luchas diferentes a las dinámicas de las militancias tradicionales, allá, lejos del km 0; allá donde, cuando el agua deja de llegar, la comida de todas las especies flaquea por igual?
7. El resultado del balotaje en noviembre dejó una enorme incógnita sobre el futuro. El primer viaje del presidente electo a Estados Unidos deja entrever que las “preocupaciones” del gobierno estadounidense serán alojadas en la nueva gestión sin demasiados comentarios.
Federico Nacif, investigador especializado en recursos estratégicos, analiza el nuevo escenario: “En materia ambiental no creo que cambie nada, porque ya estaba todo mal con el sector minero. Lo que seguramente va a cambiar es el nivel y tipo de represión a quienes intenten oponerse a la explotación, con desalojos para el negocio de compra-venta de yacimientos como lo que estábamos viendo en Jujuy, pero en todo el territorio nacional”. Y sobre la explotación concreta de los recursos dice: “En etapas de tanta incertidumbre es difícil que avancen los proyectos concretos; lo que avanza es la especulación, las privatizaciones de tierras fiscales. Acumulación primitiva al mango”.
No solo el litio es estratégico en estos tiempos. Para su aporte a la transición se necesitan un conjunto de metales como el cobre y otros minerales críticos que sirven para, por ejemplo, construir placas solares, molinos de viento o vehículos eléctricos. Sobre esto, Nacif dice: “Entregamos nuestros recursos sin capturar siquiera la renta del suelo, para que las potencias industriales desarrollen tecnologías de transición energética que nos harán aún más dependientes… Entramos en una nueva etapa de acumulación por desposesión, es decir, un nuevo ciclo de autodestrucción nacional. El problema es que, si después volvemos con otro gobierno neoperonista que busca calmar las necesidades populares y estabilizar el país pero sin revertir las privatizaciones, entonces sí las reservas públicas apropiadas darán lugar a nuevos proyectos extractivos que duran décadas y no dejan nada más que daño ambiental. Hace tiempo que, en nombre del federalismo provinciano, el Partido Justicialista abandonó la más elemental idea de soberanía nacional. Esa es la contracara de su crisis actual y del ascenso del fascismo libertario que ganó en casi todas las provincias”.
8. Los anuncios de privatización de YPF fueron dados a conocer a horas del triunfo de Javier Milei. Eso no significa que la explotación de combustibles fósiles se haya dejado de lado. Martín Álvarez Mullally, del Observatorio Petrolero Sur, intenta pensar lo que se viene, y el cálculo se arma con certezas e incertidumbres: “En la gestión de Cambiemos, quienes captaron los mejores beneficios, lograron subsidios y tuvieron una política que hizo que sus activos crecieran ampliamente fueron los empresarios del sector privado: Paolo Rocca, Marcelo Midlin, Alejandro Bulgheroni, etc. Entendemos que esta vez va a ocurrir lo mismo, pero ampliado, porque tienen mayor impunidad para intervenir y el costo político lo va a pagar una figura emergente sin estructura partidaria ni proyecto de largo plazo”.
Residuos petroleros, problemas sísmicos, no hay grandes esperanzas, y tampoco las hubo en estos años para los daños colaterales. Mullally dice: “Tenemos al Estado nacional presente tanto en subsidiar para incentivar para que se extraiga más, o invirtiendo en toda la cadena, y por el otro lado, un sector ambiental desregulado. Eso es lo que estaba ocurriendo, y creemos que con un gobierno negacionista del cambio climático se va a potenciar. Estamos ante una situación donde el movimiento socioambiental comienza a tomar alertas aún mayores. Si el gobierno de Alberto cosechó tres grandes revueltas (Mendoza contra la megaminería en 2019; Chubut contra la megaminería en 2021; y el Atlanticazo), creemos que el gobierno de Milei va a tener también la resistencia de los pueblos afectados”.
9. ¿Cómo sería una historia del capitalismo narrada desde los animales, desde las plantas?, pregunta, desafiante, Silvia Federici, en su último libro, Ir más allá de la piel.
Hay un punto ciego del debate sobre la cuestión ambiental, un borde resbaladizo. ¿De qué manera plantear la defensa de la naturaleza sin caer en ñoñerías? A la vez, ¿cómo entender que ciertas lógicas nos llevan a ese borde donde ya no hay hilo del que tirar?
Los lineamientos sutiles, el nexo invisible es lo que azota luego y se mete por las rendijas de los sistemas que hasta ese momento habían decidido ignorarlos. Lo sagrado en diferentes culturas adquiere diversas formas, pero cierta idea de respeto o de honra e interconexión los atraviesa. Un vínculo con la naturaleza que es político.
En la última Cumbre del Clima, en Dubai, a inicios de diciembre, quedó claro que, más allá de pronunciaciones en el Balance Global, estamos lejos de lograr un adios a los combustibles fósiles y que las negociaciones petroleras están a la orden del día. Queda claro también, sin embargo, que en el mundo las temperaturas están rompiendo récords y que este que comienza será, probablemente, el verano más caluroso de la historia del planeta. “Más que una relación con el trabajo, el capitalismo también entraña una relación con la naturaleza, una relación caníbal, extractiva, que consume cada vez más riqueza biofísica con el fin de acumular cada vez más ‘valor’ mientras niega las ‘externalidades’ ecológicas”, dice Nancy Fraser. ¿Qué discusiones realistas, populares, rupturistas construir mientras en nombre del desarrollo se ignoran los pasivos ambientales y culturales y los conflictos en el horizonte están claros?
10. Hay un grabado de 1556 un libro publicado en Alemania que se titula De re metallica. Muestra a unos hombres que talan árboles y desvían ríos para la minería: la naturaleza al servicio de la producción. El foco está puesto en el progreso. En sus páginas, el libro arma la huella de pensamiento que por mucho tiempo instaló la idea de la naturaleza como proveedora a perpetuidad de las necesidades humanas. La narrativa para contarnos (en) la naturaleza viene desde hace siglos.
En el Ensayo sobre la geografía de las plantas, de 1806, el naturalista Alexander Von Humboldt publicaba un gráfico tan espectacular y complejo como su pensamiento: el Naturgemäle. Apenas 90 x 60 centímetros plasmaban sus reflexiones a través de la idea de unidad, un modo de pensar según el cual los fenómenos individuales eran importantes en tanto eran, en relación con la totalidad, una conexión entre vegetales, animales, el clima y la cultura. Se trataba de un dibujo que evolucionó en el tiempo, se nutrió de más observaciones, de más viajes, de más ideas, un corte transversal de una de sus obsesiones, el volcán Chimborazo. A partir de él, ofrecía una nueva manera de mirar, ponía la luz en la red. Hay quienes han pensado nuevas políticas posibles a través de las lógicas de las plantas, como Stefano Mancuso; hay quienes se inspiran en los hongos como modos de ensayar nuevas formas de lazo social, como Anna Tsing. No es fácil escribir nuevas historias, pero tal vez un avance, en un mundo que corre hacia el fuego, es volvernos disponibles aunque sea para empezar a mirar desde otro lugar.
Ursula Le Guin lo dice en La teoría de la bolsa de la ficción: “A veces parece que ese relato se está aproximando a su final. Para evitar que no nos queden más historias que contar, algunas de nosotras aquí afuera, exiliadas en medio de la avena salvaje, pensamos que sería mejor empezar a contar otra historia a la que, tal vez, las personas puedan dar continuidad cuando la vieja haya terminado. Tal vez el problema es que todos nos hemos dejado convertir en parte del relato del asesino, y así puede ser que terminemos junto con él. Es por eso que con cierto sentimiento de urgencia busco la naturaleza, el sujeto, las palabras del otro relato, la historia no contada, la historia de la vida”. | |